7 mil millones de personas en el mundo y, en cambio, de lo que podría parecer por lógica, todas ellas diferentes. Todas ellas con una esencia, que las mueve y las diferencia de las demás. Esta esencia, única e incomparable, presente en cada uno de nosotros, forma lo que podemos llamar la individualidad.
La individualidad como tal requiere un respeto. Pues el hecho de que todos tengamos nuestra propia, hace que existan infinidad de posibilidades de expresión de la vida, todas ellas con un valor incalculable. De hecho, el filósofo Robert S. Hartman definía el bien y la bondad como aquella calidad que tiene alguien de respetar esta individualidad, de respetar la esencia de cada persona y ser vivo, y por tanto, la esencia infinita e intangible de la vida. La de los otros, pero también la propia.
Esta individualidad nos dota de características que nos permiten desarrollarnos y actuar de manera única y propia, formando en cada uno de nosotros habilidades y fortalezas. Pero en ocasiones no es tan fácil identificarlas pues no es un tema del que nos paremos a pensar a menudo. En general, el hecho de mirar hacia el interior de uno mismo ya es de por sí una acción que no se lleva demasiado a cabo en nuestra sociedad, llevando a que no se dé el valor que le corresponde a la individualidad.
Qué fácil es enumerar las fortalezas de alguien conocido de nuestro entorno. Pero cuando la pregunta nos la hacen a nosotros, cuando se nos pregunta por nuestras fortalezas, la cosa se complica. Incluso en algunos casos parece que no esté bien atribuírselas, como si no fuéramos dignos. Y de nuevo, caemos en el error de no dar el valor que le corresponde a la individualidad.
A partir del auto-descubrimiento y el consecuente autoconocimiento, es posible reconocer estas fortalezas. Y un punto se ha conseguido este paso, es posible desarrollarlas, trabajarlas y expresarlas en la acción del día a día, permitiendo aumentar la eficiencia y la calidad de nuestra implicación, y aportando un toque "único" en las tareas que se realicen. Además, un buen proceso de auto-descubrimiento también permite conocer las debilidades propias, favoreciendo que se pueda hacerlas consciente y trabajarlas. ¿Qué pasaría si nuestra acción se moviera alrededor de nuestras fortalezas? Alrededor de lo que refleja lo mejor de nosotros.
Desde
Do-Ceo Tranining, a partir del
coaching humanista de esencia no directiva y del
método Clifton Strenght Finders, podemos acompañarte en este proceso de auto-descubrimiento y ayudarte a detectar y desarrollar la combinación única de habilidades, talentos y potenciales que te proporciona tu individualidad, para acabar identificando tus fortalezas y poder actuar siendo consciente de estas, permitiendo así dar a tu propia individualidad la importancia que se merece.
Sin embargo, si eres el responsable de una organización y buscas mejorar la eficiencia de esta, te podemos ayudar a conseguirlo a partir de potenciar el mismo proceso con sus miembros, fomentando el capital psicológico positivo y consiguiendo un mejor funcionamiento organizacional. Y es que, teniendo en cuenta que las personas constan de una individualidad que las hace inimitables, estas son las que marcan la verdadera diferencia entre las organizaciones.
Los valores humanos son infinitamente más importantes que los valores sociales o materiales. Y, por lo tanto, más importantes que cualquier esfuerzo político o tecnológico para cambiar el mundo.
Robert S. Hartman
El hombre fue creado con una individualidad propia y dotado de todos los atributos indispensables para evolucionar por sí mismo hacia un fin superior.
Carlos Bernardo Gonzalez Pecotche
Perder la propia individualidad y convertirse en un simple engranaje de una máquina está por debajo de la dignidad humana.
Mahatma Gandhi
Dirección
C/Riu Ebre 7,
25001 Lleida, SPAIN
Teléfono
+34 973 206 703
Correo electrónico
info@doceotraining.com