Por Blanca Sisó
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29 de enero de 2019
El concepto se populariza en nuestro país y las organizaciones empiezan a invertir recursos para aprovechar los beneficios que esta disciplina ofrece a los miembros que la practican. Instituciones públicas, empresas privadas, colectivos educativos y asociaciones varias ofrecen formaciones y talleres continuos para adquirir el hábito del mindfulness y aprender a practicarlo de modo individual. ¿Para qué tanto mindfulness? Los beneficios de su práctica continuada son, básicamente, el incremento de la capacidad de la concentración y el descenso de los niveles de cortisol , por ello es usado como terapia preventiva del estrés, ansiedad y depresión desde la década de los setenta. Contribuye en el autoconocimiento, mejora la consciencia de la propia corporalidad, emocionalidad y pensamiento. Facilita el desarrollo de habilidades como la paciencia, la creatividad y la escucha activa, favoreciendo la creación de relaciones interpersonales más saludables. Con todo ello, el mindfulness hace a las personas más eficaces, más eficientes, multiplicando su rendimiento personal. No son pocas las razones por las cuales las empresas invierten capital en esta disciplina, pues el retorno derivado va desde la reducción de los días de baja por estrés y ansiedad en un 78%, y un 20% de aumento en el aprovechamiento del tiempo. Su práctica durante el embarazo contribuye en el descenso de los niveles de cortisol, favoreciendo una mayor oxigenación y crecimiento del bebé en el seno del vientre materno. Reduce el riesgo de depresión perinatal y disminuye el estrés frente al llanto del bebé en sus primeros meses de vida. La realización de los ejercicios en familia potencia las relaciones de confianza, la comunicación y mejora el ambiente familiar y el bienestar general del hogar. La creación de entornos de silencio y concentración plena favorece la creación de nuevas estructuras neuronales, por lo que podríamos afirmar que la práctica de mindfulness vuelve al individuo (y por ende a la familia) más inteligente. ¿Y en la educación formal? Pues no es de extrañar que cada vez sean más los centros educativos y docentes que optan por beneficiarse, tanto a nivel personal como profesional, de esta técnica. Sin embargo, y muy a mi pesar, la práctica en las aulas es casi inexistente. Lo positivo de formar en mindfulness a los docentes va mucho más allá de los beneficios que les pueda aportar , y es que con la práctica diaria en el aula y el poder de su ejemplo, cada maestro educará a una nueva generación que puede llegar a adulta un poco más mindful de lo que ha sido la nuestra. Entendemos, pues, el mindfulness como la disciplina que más nos acerca al bienestar emocional y como uno de los caminos más directos a la felicidad . Cada vez hay más estudios que demuestran que meditar nos enseña a gestionar nuestras emociones y que es una práctica importantísima para aprender a ser feliz. Richard Davidson, de la universidad de Wisconsin, hizo una investigación recientemente al respecto y concluyó que el hombre más feliz del mundo es Mathiew Ricard, la mano derecha del Dalai Lama. Un hombre que se dedica muchas horas a la práctica de la meditación y tiene un fabuloso control de los circuitos de el córtex prefrontal izquierdo, de los que depende la gestión de las emociones, y que desarrolla más conexiones en cuantas más horas de meditación practiquemos. Con lo cual, cuanta más práctica, mayor autogestión y más felicidad. Es un entrenamiento como el de cualquier otro músculo y la experiencia mejora con la práctica , con lo que los resultados son progresivamente mejorados. La meditación, además, no solo modifica las conexiones neuronales, sino que también nos modifica genéticamente, pero de ello hablaremos en la siguiente publicación. Hoy nos centraremos en las falsas creencias acerca de mindfulness , basándonos en las palabras de Deepak Chopra, que escribió sobre ello en el artículo publicado en el HuffingtonPost llamado Los seis mitos de la meditación : 1. Meditar es difícil Falso. Las técnicas pueden ser tan simples como concentrarse en la respiración o repetir un mantra en silencio. Una de las razones por las que meditar puede parecer difícil es que tratemos de concentrarnos demasiado, estemos demasiado aferrados a los resultados, o no estemos seguros de hacerlo bien. Pero debemos deshacernos de la idea de querer controlar y limitarnos a observar, que es una habilidad que tenemos de manera innata y que solo debemos aprender a recordar cómo se hace. 2. Tienes que callar tu mente Falso. Meditar no va de poner la mente en blanco. No podemos parar o controlar nuestros pensamientos, pero sí podemos decidir cuánta atención les damos. En lugar de eso, establecemos un elemento al que prestaremos atención (la respiración, los estímulos externos, las sensaciones internas, un mantra). Cuando aparecen pensamientos (que ocurre inevitablemente), los observamos sin juzgarlos ni rechazarlos, los dejamos marchar, y muy amablemente devolvemos nuestra atención al elemento al que estamos prestando observando. En la meditación ocurre, aunque solo sea por microsegundos, que la mente experimenta una conciencia pura. Con la práctica, estos momentos incrementan y los experimentamos por más tiempo 3. Se tarda años en notar los beneficios Falso. Hay beneficios a corto y a largo plazo, pero lo cierto es que son notorios desde el principio. Numerosos estudios han demostrado ya, algunos de ellos con neuroimagen, que tras 8 semanas de práctica, no solo se reduce la ansiedad y se incrementa el sentimiento de calma, sino que se produce un crecimiento en las áreas relacionadas con la memoria, la empatía, la autoconsciencia y la regulación del estrés. 4. La meditación es escapismo Falso. El objetivo de la meditación no es desconectar, sino conectarse con uno mismo. 5. No tengo suficiente tiempo para meditar Falso. La práctica continuada de mindfulness hace que tengamos más tiempo, porque nos hace más productivos, más eficientes, más enérgico, menos malgastadores de tiempo. Con lo cual, es una inversión más necesaria todavía cuando andamos escasos de tiempo. 6. Debo tener experiencias trascendentales en la meditación Falso. Ni visiones, ni levitaciones, ni epifanías de colores. Aunque podemos tener experiencias maravillosas durante la práctica (sentimientos o sensaciones de plenitud), los beneficios reales son los que ocurren a lo largo del día en nuestro modo de vivir. ~~~ Conociendo los falsos mitos, no hay razones para no empezar a practicar. Al inicio es preferible asistir a clases guiadas o talleres de formación donde te acompañen en el descubrimiento de la disciplina. Pero tras pocos días de aprendizaje, uno siente cómo el mindfulness va haciendo su efecto. ¡Descubre tu yo mindful !